Vivimos en un país de fantasmas

 Vivimos en un país de fantasmas.

» Ese lunes nadie preguntaría por mí, si falté habrá sido por floja, por eso era repetidora y a los repetidores nadie los nota cuando dejan de ir «-Laura Baeza, El lugar de la herida.

Durante mis últimos años de la carrera me he fascinado por la literatura de protesta que nació en Latinoamérica como un medio para reclamar por lo vivido desde las dictaduras hasta la actual lucha con el narco que varios países vive; entre ellos México. Desde mis investigaciones y estudios; serán las mujeres las que más den lucha y manifiesten las historias de desapariciones y violencia que sufren. Es desde esta perspectiva que quiero comenzar esta plática.

El lugar de la herida nos muestra una realidad que se vive en las calles del país; Lucero es una chica de dieciséis años que por cuestiones de su vida está cursando el tercer año de secundaria, es ahí donde un viernes conoce a Nancy, una chica que en palabras de Lucero todos notarían si un día desaparece. Pero no es con Nancy con quien tenemos está platica dentro de la historia, sino con su mamá, Dolores. Ambas viven a su manera la desaparición de Nancy y como esto las va a marcar por el resto de su vida.

Se crea una interesante dualidad entre las dos voces narradoras, Lucero una hija sin madre y Dolores una madre sin hija. Ambas voces se complementan y se marcan entre ellas; ambas son productos de sus experiencias de vida y valores enseñados. Claro que puedo aventarme una larga lista de diferencias y similitudes de ambas, pero no quiero enfocarme en eso porque es muy obvio señalarlo; lo que me llama la atención de ellas dos es la manera en como señalan como las marca Nancy.

Con Dolores, hablamos de una mujer que nunca se planteó tener hijos, pero cuando sucede lo acepta y vive un embarazo solitario; donde solo eran ella y el bebé, nos narran una relación donde realmente pensaba que esa distancia que tenía Nancy de sus padres era una señal de que iba a estar bien valiéndose por ella misma en la vida y al final algo así sisucede, Nancy decide no volver, irse, tal vez por miedo, tal vez porque si quería, pero no vuelve. Se convierte en la imagen de las madres buscadoras que por más años que pasen, nunca dejaran de buscar.

Con Lucero también se menciona que en algún punto eran ellas dos contra todo, si bien Lucero no la ve como una amiga, si se marca como una compañía constante y viene con la pregunta de ¿Fue por culpa de Lucero lo que le ocurre a Nancy o es culpa de Nancy lo que vive Lucero? Al final de todo Lucero sigue cargando todas las desgracias que ha vivido en su existencia, recordando que si ella desaparece nadie va a buscarla porque no es alguien que mirarías por la calle o que pocas veces recordarías de la escuela. Es una voz desaparecida antes de desaparecer y como ella existen muchas.

Antes de querer aventar culpas, debemos retratar a los verdaderos villanos y no son los padres, ni Lucero, ni Nancy; son los que se supone deben mantener la seguridad del país, son los hombres que pagan por acostarse con niñas; son los que buscan el dinero fácil; los que creen que pueden salirse con la suya; son los que ven y no dicen o hacen nada; es el narco, son los secuestradores, son los sicarios, son los padrastros, son los que creen que las mujeres les pertenecen y pueden hacer lo que quieran con ellas.

En este aspecto quiero meter a Beto, un personaje que al final chinga la vida de las chicas y no tiene ningún inconveniente con eso. Me quede con la duda de sí al final de todo lo que ocurre si siente algo por Nancy; sí más allá de buscarla por lo que podría sacar de ella, sí siente algo de cariño. Yo no puedo verlo así, pero la duda se mantiene; y no puedo verlo así porque no puedo visualizar una relación donde el wey te secuestre, probablemente te viole y deje que los demás a tu alrededor hagan lo mismo más aparte de golpearte y obligarte a tener un bebé que después tienes que dejar en una casa donde no se sabe que harán con él. En el mejor de los casos lo matan, en el peor la entrenan para ser lo mismo que todo a su alrededor.

Es una historia que no te deja respirar; estuve al menos la mitad del libro con ganas de vomitar de la impotencia que da leer algo así; mis felicitaciones a la autora en ese aspecto porque lo hablábamos en la escuela y nadie dijo “yo” cuando preguntamos quien se atrevería a hacer algo así. Pero eso no quita que estás historias deben seguir existiendo, desde un lamento muy en mi fondo, porque que más yo quisiera que no.

Pero es la realidad en la que muchos pueblos asediados por el narco y estos niños que quieren ser adultos, secuestrando y prostituyendo a las chicas que en algún momento enamoraron y se llevaron con la promesa de cuidarlas.

Ya no quiero alargar más esto, no sabemos que sucede con Nancy, nunca sabremos que pensaba de todo lo que ocurría a su alrededor y nunca lo sabremos. Tenemos el dolor y los problemas a los que Lucero se va a tener que enfrentar y por supuesto todo el dolor de Dolores al ya no saber donde seguir buscando a su hija.

Por último sí es un libro que recomiendo, solo que advertiria de escenas con violencia sexual, física y psicologica que puede ser contraproducente con algunas personas. Sí tienen la oportunidad de leer a Laura Baeza no la desaprovechen, debo agregar que en clase pudimos conocerla y fue increible, una persona super linda que con toda la paciencia de tener un grupo de chicos a los que les estaba dando pena, fue contestando cada una de las preguntas durante casí dos horas.

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