Un boulevard de los sueños rotos

Cuando llegue a la clase, lo hice para mejorar la técnica que tenía, para aprender a hacer barridos, contrapicados, usar flashes y manejar modelos, pero en el momento en que comenzó la clase, me di cuenta que no se trataba de eso, a la clase que llegue, hablaron de dos temas, el presente-pasado, presente-presente y presente-futuro, en ese momento solo fue algo superficial, ahora sé que va más allá, aplicándose en un todo, en lo cual no me adentrare en explicarlo.

Recuerdo que justo en ese momento, el profesor nos hizo sacar una llave, nos preguntó lo que significaba para nosotros y de esta manera nos explicó lo que es la subjetividad. Mi cerebro no entendía, pero se divertía intentando, y fue justo eso, que me hizo quedarme, no entendía nada, pero quería hacerlo, quería lograr explicar todo eso, con la facilidad con la que él lo mostraba. 

Les mentiría si les dijera que nunca quise desertar, muchas veces no solo la escuela me consumía, mi mente también lo hacía, pero aun con todo eso, sobreviví a lo que pareció demasiado tiempo, cuando tan solo ha pasado un año.

Un año donde ha pasado de todo, pero soy adolescente y nada de eso se debe decir en voz alta, al menos no por ahora. Ya ha pasado un año de tratar de entender de qué va todo, no solo la clase, ni los temas, sino todo lo que nos rodea, un año en el que, bueno, mayor parte del tiempo la he pasado dentro de cuatro paredes, un lugar que hice mío, y ahora es mi refugio, el cual ha sido testigo de decenas de recaídas, pero no estoy aquí solo para contarles que he hecho encerrada durante nueve meses, sino más bien, para intentar abrirme, así que, aquí voy.

Llevo al menos tres meses tratando de entender quién soy, digo al menos, porque he alargado esto casi siete años, ocultándome dentro de máscaras, las cuales se han comenzado a desgastar, obligándome a desecharlas, pero no es sencillo, no es fácil salir al mundo y decir quiénes somos, muchos ni siquiera lo intentan, y de esta manera los closet no son solo para la comunidad, no solo ellos ocultan lo que son por miedo, todos lo hacemos, incluso puede que tu, quien está escuchando esto, nunca le haya gritado al mundo quien es.Pero bueno, durante todo este tiempo hemos iniciando viendo términos que al inicio parecían solo técnicos, plano es el contexto de la imagen, cuadro lo que está dentro de ella y el enfoque lo que está más claro, pero nunca creímos que algo así se aplicaría en nuestra vida. 

En todo este viaje de autodescubrimiento, hemos estado horas frente a una pantalla, viendo múltiples mundos, iniciamos viendo las decisiones con la la land, pasamos a pensar que Andre necesitaba amor propio en Angel-A, conocimos al ser yo en hakuna matata y al ser social con Simba aceptando ser rey, vimos como un fantasma trastornado, intenta salir de su máscara para estar con la chica de la que se a enamorada y a una niña de la guerra civil española, en busca de su redención, y claro a un soldado americano conviviendo y aprendiendo a tener un balance con los samuráis.

Y es hasta este momento que puedo respirar al fin, hemos visto tema tras tema, cada uno entrelazándose con el anterior, haciendo una especie de telaraña filosófica. No he salido intacta de esto, he dejado partes de mi atrás, crecienfo y entendiéndome, puede que en esta carrera no haya una meta, pero sigo de pie en ella.

Hemos visto tantas cosas que trataré de explicarlas, aunque es probable que algo se me haya olvidado. Últimamente, estamos intentando entendernos y en este proceso, hemos descubierto nuestras máscaras, y en todo esto, comprendimos que, aunque no nos conocemos, sabemos que tenemos una esencia, algo que nos hace nosotros, algo que se manifiesta de diferentes formas, pero que al parecer nunca lo habíamos girado a ver.

Lo curioso es que no solo las máscaras sirven como autodefensas, a veces las adoptamos tanto que creemos hacerlas lo que somos, como en el caso de el fantasma de la ópera, toda su vida lo trataron como si no valiera nada, tanto que se lo creyó, se paseaba por el teatro como un fantasma, adoptando lo que otros decían de él, haciéndose temer y aun así atormentado por lo que los demás en algún momento dijeron, o como con Andre en Angela, también lo consideraban un fracasado o un mentiroso, tanto que se lo creyó, ejemplos de que las palabras penetran hasta lo más profundo de nuestro ser, y son capaces de cambiarnos.

Y es que, no es fácil voltearnos a ver e investigar, no es sencillo hacer algo que para el resto del mundo es incorrecto, pero sí algo ya comprendo es que debemos mantener todo equilibrado, nuestro ser social y nuestro yo, creando y destruyendo nuestras realidades, creando lenguajes que solo nosotros entendemos, y luego explicando eso a otras personas, pero solo a aquellas que se esfuerzan en comprender que pasa en nuestras cabezas, pues muchas veces vivimos tanto para los demás, que sin querer dejamos que nos consuman hasta que solo somos un cascaron vacío.

No podemos ser solo una cosa, no podemos solo vivir en el ser social, pues eso no es vida, no podemos pasar ochenta años haciendo lo que otros esperan que hagamos, y tampoco podemos ir por la vida haciendo todo lo que queramos, necesitamos a ambos para seguir, para crecer y para sobrevivir dentro de este mundo.

Aún queda mucho camino por recorrer, pero por ahora, hemos, he comenzado a abrir los ojos, ya no quiero ser lo que esperan que sea, porque estoy cansada y me he comenzado a consumir. Ya no solo son personajes de películas, soy yo, las palabras afectan, demasiado y lo he sabido, lo he callado y las he aceptado, las hice lo que soy, creando una máscara en la que viví por mucho tiempo, llena de insultos y adjetivos que dejé que los demás me pusiera, dejando que otros decidieran sobre mi vida.

No recuerdo cuando la sociedad me consumió e hizo lo que quisiera conmigo, pero si recuerdo el primer momento donde me sentí vacía, donde me daba igual lo que sucediera, tal vez en ese momento no lo identifique, pero sin querer, acepte ese vacío como mío, en ese momento, rodeada de amigos, jugando en la escuela, en una tarde donde el profesor decidió que habíamos hecho suficiente y nos había llevado al patio. Todos jugábamos, pero yo no estaba ahí, físicamente sí, pero mi mente estaba lejos, ni siquiera sentí la lluvia hasta que alguien lo menciono, no recuerdo muy bien que pasó después, pero sé que ese vacío no se fue, se quedó, y se ha encargado de ahogarme cada día de mi vida desde entonces.

Te conté de las máscaras, pues desde ese momento me convertí en una experta en ellas, estaba rota, o al menos comenzaba a romperme, pero no podía mostrarlo, no porque no quisiera, sino porque era lo que los demás querían, que fuera fuerte y superara lo que estaba pasando, pero nadie se tomó la molestia de explicarlo, yo lo entendía, perfectamente, pero eso no era suficiente, pues me sentía culpable por algo que yo no tenía la culpa y eso nadie me lo explico. Yo solo quería que todo regresara a la normalidad, quería solo que mi mente no procesara todo como si fuera mayor, quería regresar a la ignorancia, pensaron que haciendo cosas de mi anterior vida las cosas mejorarían, pero yo no quería eso, yo quería mi vida, la que había dejado sin decir adiós, de la que me tuve que despedir sin elección, de la que me arrebataron sin pregunta.

Pero sorpresa, pedirle deseos a una estrella no funciona, aun me pregunto ¿Cómo es que sigo aquí? ¿realmente debo pasar por todo esto? ¿valen la pena las recaídas? ¿no sería mejor solo saltar?, muchas veces me lo he dicho, pero siempre hay algo por lo que vale la pena despertar, algo por lo que seguir en este horrible mundo. Y así es como vuelvo a la vida, distinta, tal vez más rota, o más curada, no lo sé. Dentro de esto he aprendido más que en todos los años que llevo estudiando, conviviendo con otras cuatro chicas, en las que he aprendido a confiar, y a la par, he aprendido mucho de ellas.

Porque de eso se trata, aprender a confiar en los demás, y no pensar que todos se irán y te lastimaran, se necesita aprender a estar con más personas, pues aunque la soledad es linda, suele ayudar al vacío a crecer. He pasado por tanto, cosas que aun no puedo decir en voz alta, no por miedo, sino porque no estoy lista para los regaños o las malas miradas, no pregunten pues no hablare. Siete largos años donde fue una batalla conmigo misma, una batalla de la que solo dos personas, que sin que supieran, me han hecho salir de ese agujero, actualmente puedo darles más razones para seguir, pero cada uno en su momento fueron los únicos por los que valia la pena levantarme, conocen mis defectos, tienen las herramientas para destrozarme, y en lugar de eso, solo me aceptaron y justo ahora puedo darles las gracias.

Mi vida sigue, hay muchas cosas por las cuales seguir despertando, aunque a veces no quisiera, mi vida sube y baja en un instante, mi mente divaga más de lo que me gustaría, pero no puedo hacer nada, por ahora, está soy yo. Y si, hablé de quién fui, así que es justo decir quién soy justo en este momento, no lo sé con autenticidad, pero al menos ya tengo algo que responder a esa pregunta. 

Soy quien se comportará de manera correcta al conocer a las personas y que solo saldrá de su cascarón si se siente cómoda. Soy quien no confía en nadie, ni en ella misma, por lo que el mínimo logro lo festejará. Quién no cambiará la cara cuando algo la emociona o disgusta. Soy una chica rota, eso quiere decir que es fácil perder la estabilidad emocional, y es por esto que disfruto de los pequeños momentos, porque no sé cuándo volveré a mi agujero. Soy muchas cosas y a la vez ninguna, porque así funciona esto, un día estás arriba y un día abajo, un día vives un sin fin de emociones y al otro no sientes nada, la diferencia es como sales de ello, como lo adoptas y como creces. Aún así, estoy llena de sueños, aunque solo sirvan para seguir adelante, porque sé, que al final, terminaré como todos, en un Boulevard de los sueños rotos.



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